Estaba exhausto, fundido, ya no podía pedalear más, el norte de Laos era muy duro, con subidas interminables, y lo peor, yo lo desconocía y mentalmente no estaba preparado para tanta dureza y calor.
Asfixiado y con ganas de descansar al girar una curva me encontré con una mini aldea de 10-12 chabolas y entré para descansar, apoyé la bici en una pared e hice lo mismo con mi espalda. No parecía haber mucho movimiento en la aldea y de pronto se cruzaron delante de mi estos niños. Me levanté rápido y busque la cámara para acercarme a ellos. Seguí con el plan de ruta habitual ante estas situaciones. Como el idioma es un problema, toca tirar de gestos y les señalé la cámara como pidiendo permiso. Ellos se detuvieron, no cambiaron su cara, seguían parados, pude tomar unas cuantas fotos buscando de fondo a la otra chica que había detrás para darle más profundidad a la foto y este fue el resultado. Otra de esas fotos que significan mucho tanto por el momento como por lo que expresa ese instante. El lugar increíble aunque no se vea mucho y los niños siguieron su camino tal cual como sino hubiera pasado nada ni nadie.
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Información de la foto: 55mm / f2.8 / 1/750s / ISO 100
«Nos vemos en el camino»