Me he cansado de viajar, lo dejo.

Me he cansado de viajar, estoy agotado, estoy desmotivado, pensé que nunca llegaría este día y ha llegado, lo dejo.

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18 años sin parar, 74 países visitados, 4 pasaportes llenos, 2 viajes de un año, más de 200 vuelos, fundido, lo dejo.

Me he cansado de ver…

Me he cansado de la soledad…

Me he cansado de fotografiar…

Me he cansado de irme triste de países que me enamoran…

Me he cansado de dejar atrás nuevos amigos, personas que entran en mi vida intensamente y posiblemente no vuelva a ver…

Me he cansado de buses, aeropuertos, búsquedas de hotel, pelearme por entender el idioma…

He visto mucho, he vivido mucho, he conocido mucho. Ya cuesta que algo me sorprenda, cuesta que algo me emocione, pocas cosas me estimulan, todo se ha vuelto rutina, por eso, lo dejo.

No encuentro novedades para fotografiar, todo lo he tenido delante de mi cámara, todo me suena, «deja vu» en cada foto, lo he normalizado, por eso, lo dejo.

Me cuesta recordar nombres, ciudades, parques nacionales, gente conocida, me cuesta ubicar donde he vivido cada anécdota, mezclo recuerdos, momentos, lugares, personas, demasiado recorrido, por eso, lo dejo.

Me paso horas mirando el mapa, de continente en continente, buscando un país que me estimule, un destino que pueda atraerme, un objetivo motivante, pero cuesta, cada vez más, por eso, lo dejo.

Llevo dos años con este «run run» en la cabeza, y noto que ha llegado el momento, no puedo más, no me motiva, necesito un cambio, hacer algo diferente, fotografiar algo diferente, conocer gente de forma diferente, cuando ya todo es rutina y despreocupación es mejor cambiar, por ese motivo, lo dejo.

Estar semanas perdido y aislado, normal… Llegar a un destino cualquiera de madrugada y buscar hotel, normal… Levantarse sin saber donde terminaré el día, normal… Acabar durmiendo, comiendo o viajando con gente autóctona, normal… Por toda esta normalidad, lo dejo.

He visto cataratas, patrimonios de la humanidad, lugares míticos, lagos, grandes montañas, volcanes, ríos, danzas tradicionales, todo tipo de religiones, todo tipo de climas, ballenas, tiburones, leones, tarántulas, serpientes,  piedras redondas, cuadradas, de 3 siglos, de 15, he viajado en bici, en canoa, en avioneta, en caballo, en tren, en bus, en moto, en barco, caminando, por toda esa «habitualidad», lo dejo.

He vivido en casa de musulmanes, de mormones, de hindúes, de católicos, de budistas y un sin fin de religiones, por toda esa creencia, lo dejo.

He cumplido el sueño de hacer un viaje en bicicleta por cada continente, por tanto pedaleo, lo dejo.

He estado a punto de morir, mi cuerpo tiene marcas de por vida, he visitado hospitales en 5 continentes, he llorado, he reído, he viajado con mil estados de ánimo, estoy desbordado, por eso, lo dejo.

Conclusión: ESTOY LLENO… me he cansado de viajar de esta forma, ya nada me sorprende y todo me cansa, llegó el momento.

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descanso en argelia

 

Entonces… ¿Voy a dejar de viajar? La respuesta es… NO.

Entonces… ¿Voy a dejar de hacer fotos? la respuesta es… NO.

Entonces… ¿Voy a dejar de buscar en el mapa nuevos destinos? la respuesta es… NO.

Entonces… ¿a qué me refiero? La respuesta es clara, cierro un ciclo, una forma de viajar, una manera de hacer, un estilo de fotografiar, cierro esta vorágine viajera y ha llegado el momento de cambiar la mentalidad, quiero probar hacer las cosas de otra forma. En la vida todo tiene un principio y un fin, y de esta forma de viajar y ver el mundo, estoy lleno y cierro la puerta.

Cierro esta etapa con gran satisfacción, ha marcado mi vida y me ha hecho la persona que soy, eternamente agradecido, ha sido mi forma de vida los últimos 18 años y lo mejor que me ha pasado en este tiempo. ¡¡¡GRACIAS!!!

¿Qué puerta quiero abrir? ¿Cómo quiero viajar? Para eso he utilizado mis dos últimos viajes, para alejarme de mi rutina diaria y pensar metido en un viaje lo que quiero y no quiero hacer viajando, y por fin, he llegado a una conclusión. Igual desde fuera no se verán grandes cambios, pero la idea es que para mi lo sea, lo que mi cabeza sueña hacer en los siguientes viajes si que serán una nueva forma de viajar, vamos a probar.

Contento, muy ilusionado, en mente tengo un nuevo proyecto que empieza, una nueva motivación ha llegado, una nueva forma de hacer está en mi cabeza. Ahora toca llevarlo a cabo. ¿Cuanto durará este nuevo estilo?, no lo sé, no quiero ni debo pensar en el futuro, solo me importa este proyecto de presente que es el que me ha devuelto la ilusión viajera. La vida es una aventura y como tal hay que vivirla. Lo importante es el camino, saber cambiar, darse cuenta de las cosas y poner remedio y ese es mi nuevo proyecto. De momento, el presente me pide este cambio, vamos a por el.

«NOS VEMOS EN EL CAMINO»