¿Cuántas veces hemos escuchado eso de si pudiera me iría a dar la vuelta al mundo un año? o eso de… ¿Cómo me gustaría hacer un año sabático para viajar? La cuestión es, que aparte de escucharlo, nosotros mismos lo hemos dicho o pensado a menudo, pero por un motivo o por otro, sólo una pequeña minoría ha conseguido llevar esta ilusión a una realidad.

Monjes cumpliendo promesas en el sur de Tailandia
Por mi propia experiencia, y tras años de hablar sobre este asunto, he llegado a muchas conclusiones. Está claro que mucha gente no puede, pero sí que es cierto, que hay mucha que sí que puede, pero no lo hace. ¿Motivo? Para mí está muy claro, una cosa es decirlo y otra es hacerlo. Es muy fácil decir que si pudiera me iría, pero a la vez es muy fácil encontrar una excusa para esconderse tras ella y no realizar un proyecto así.
Nos pasamos la vida pensando en que podríamos hacer para cambiar la rutina, pero cuando realmente podríamos hacer algo que se convertiría en el año más inolvidable de nuestras vidas, no lo hacemos… Al fin y al cabo, renunciar a las comodidades diarias no es tan fácil como parece y nos cuesta demasiado desprendernos de ellas. ¿Qué sería de nuestra vida durante un año sin móvil, internet, coche, nuestra cama, sin ver a nuestra familia, amigos, etc…? Pues en mi opinión, la experiencia más maravillosa que jamás hayamos vivido.