Por qué es bueno viajar solo y no hay que tener miedo a viajar solo

En este artículo no quiero hacer una defensa del viajar solo o convencer a nadie de que es mejor viajar en solitario que acompañado. La realidad de este escrito, es intentar explicar por qué creo que cada persona, alguna vez al año, por pocos o muchos días, necesita viajar solo. ¿Qué ganas haciéndolo?, ¿qué te puede pasar si lo haces?, ¿en qué te puede mejorar como persona?, todas ellas, preguntas a las que intentaré responder con lo que voy a explicar a continuación.

Llevo 15 años viajando solo y si las cuentas no me fallan, creo que sólo he viajado cuatro veces acompañado y han sido mini viajes o viajes de esos a los que yo llamo “cómodos” o “poco adrenalíticos”, es decir, a lugares muy turísticos a los que solo no iría. Pero cuando se trata de viajar a lugares aventureros, con mucha incertidumbre y cosas desconocidas, lugares donde abundan las horas muertas en aeropuertos, estaciones de autobuses o que implican largas búsquedas de hospedaje y rutas perdidas, en esos, siempre he querido ir solo.

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Monje en un templo de Angkor, Camboya

Vamos allá con el por qué…

Mirad, si algo tiene el viajar solo es que dedicas muchas horas a ti y lo haces fuera de la zona de confort, ¿a qué me refiero?, bien, aunque elijas el destino más aventurero del mundo, si lo haces en compañía, siempre vas a consultar cómo solucionar las cosas, qué hacer y no hacer en cada momento, y siempre vas a tener a alguien a tu lado para ocupar las horas muertas charlando, algo a lo que ya estamos habituados en nuestro día a día en la rutina del lugar donde vivimos todo el año.

Cada vez que hago uno de estos viajes en solitario, vuelvo confirmando cosas. Ese espacio de soledad, esas miradas perdidas sentado en cualquier autobús durante horas observando el paisaje de un país desconocido, esas horas parado en un parque de la plaza central rodeado de gente local o ese sentarse en un bonito mirador durante una hora de pura reflexión, hace que pienses, que razones, que desarrolles muchas ideas y que hagas auto crítica de todo lo que estás haciendo en tu vida hasta ese momento. Reconfirmas muchas cosas, discriminas otras, y todo con argumento, no me sirve el envalentonado… “este año prometo hacer esto o lo otro” tan típico de año nuevo con alguna copita de más. Viajando solo, pensando las cosas desde la distancia, alejado de tu hábitat cotidiano, alejado de tu entorno al que consultas o el que simplemente te aconseja sin pedir permiso, las cosas se ven de otra forma. Creo que estamos en un círculo vicioso en nuestros estilos de vida, donde perdemos noción de la realidad constantemente, donde los valores humanos son dirigidos por continuos mensajes recibidos desde el exterior, pero… ¿por qué no decidimos dedicarnos un tiempo a que esos inputs y mensajes vengan desde nuestro interior en la paz y lejanía de nuestra rutina habitual?

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Valle del Colca en Perú

Lo normal (por generalizar, aunque no es correcto) es vivir todo el año de una forma, y luego, al llegar el tiempo de vacaciones, seguir viajando con los nuestros, protegidos, sin tener un solo día de espacio. No hablo evidentemente de “me voy a la montaña a caminar solo todo el día para desconectar” o “necesito pasar el día en la playa solo”, hablo, y enfatizo, de irse unos cuantos días seguidos a la desprotección que te da un viaje a otro lugar sin nada previsto y sabiendo que todo, absolutamente todo, lo tengo que decidir yo.

Creces, y mucho, no es cuestión de que te haga madurar (que también lo hace) es cuestión de que el viajar solo hace una discriminación natural de tus últimos movimientos en la vida. Te das cuenta de que los últimos meses lo que estabas haciendo no llevaba a ningún camino a la larga (o sí), te das cuenta de que si incorporas algo nuevo en ese estilo de vida, ya sea forma de hablar, de pensar, de actuar, pequeños cambios en definitiva, tu vida puede dar saltitos a una felicidad diferente, por lo menos, elegida por ti, y no direccionada por los millones de mensajes recibidos diariamente vía amigos, televisión, redes sociales, etc…

En definitva, viajar solo, sea la situación que sea en la que uno se encuentra, casado, soltero, con hijos, sin ellos, joven, maduro, etc… en mi opinión, debería ser algo de cumplimiento obligatorio una vez al año mínimo. No hace falta irse lejos, ni gastarse dinero, es cuestión durante unos días o semanas, de tomar las riendas de todo lo que pasa en tu vida y sobre todo, ver las cosas desde la distancia y sin interrupciones.

“Nos vemos en el camino” (solos o acompañados, pero nos vemos)